Único. Hecho a mano. Eterno.
Idea y boceto
El artista desarrolla el concepto de la escultura y realiza los primeros bocetos o un modelo en arcilla. Este paso inicial es un momento de inspiración y de exploración introspectiva, donde la forma y la emoción comienzan a fusionarse. El artista reflexiona sobre las proporciones, el carácter y la simbología de la figura, a veces combinando varias ideas en una visión única. Los bocetos sirven como guía visual, pero también dejan espacio para la improvisación durante el modelado. En esta etapa, el artista piensa también en los materiales, las posibles técnicas de esmaltado y los acabados, anticipando cómo “respirará” la escultura en el espacio. La idea cobra vida en el diálogo interno entre el artista y el material, y cada boceto contiene la energía potencial de la forma final.
Modelado
La arcilla se amasa y se prepara para quedar uniforme y libre de burbujas de aire, lista para ser modelada. Luego se trabaja a mano o con herramientas, formando primero las estructuras básicas y después los detalles de la escultura. Durante este proceso, el artista observa cuidadosamente la textura y elasticidad de la arcilla, pues cada matiz del material influye en la expresión final. El modelado permite “dar vida” gradualmente a la figura, transformando las proporciones básicas en rasgos y detalles reconocibles. En esta fase, el artista experimenta con el movimiento, la expresión y el relieve superficial, buscando el equilibrio perfecto. Cada línea y cada hendidura añaden una dimensión emocional, y las manos del artista se convierten en la extensión de su voluntad creativa. El modelado es el momento en el que la idea comienza a adquirir una identidad tridimensional.
Secado en condiciones controladas
La escultura se seca lentamente, cubierta de manera que se limite el contacto con el oxígeno para mantener un nivel de humedad uniforme. El secado gradual garantiza la estabilidad del material y previene grietas durante el proceso. Es el momento en el que la materia física “se aquieta”. El control de la humedad es esencial, ya que un secado demasiado rápido o desigual puede provocar microgrietas. La paciencia en esta fase refleja la filosofía del artista: cada forma necesita su tiempo para convertirse en lo que debe ser. La escultura pasa gradualmente de ser un material caótico a un objeto definido, listo para la cocción.
Primera cocción (biscuit)
Después de la cocción biscuit, la escultura se recubre con esmalte y se somete a la cocción final. Esta es la fase conclusiva en la elaboración de la mayoría de las piezas. Durante la aplicación del esmalte, el artista define la intensidad de los colores, los contrastes y las capas adicionales que pueden transformar por completo la percepción de la obra. La cocción final fija el esmalte y aporta resistencia a la escultura. En este punto, la visión creativa y la precisión técnica se unen en una forma final armoniosa. El esmaltado es el momento en el que la obra adquiere su identidad visual y emocional definitiva.
Esmaltado
Después de la cocción biscuit, la escultura se recubre con esmalte y va a la cocción final. Esta es la etapa final en la mayoría de los procesos de elaboración. Durante la aplicación del esmalte, el artista decide la intensidad de los colores, los contrastes y las capas que pueden cambiar completamente la percepción de la pieza. La cocción final fija el esmalte y aumenta la resistencia de la escultura. En este momento, la visión artística y la precisión técnica se fusionan en la forma definitiva. El esmaltado es la fase en la que la obra de arte obtiene su identidad visual y emocional final.
Dorado (si es necesario)
Después de la cocción final, algunas esculturas pueden dorarse adicionalmente para lograr un efecto visual especial. El dorado se cuece a una temperatura algo inferior a la de la cocción biscuit y del esmaltado, alrededor de 700°C, y dura unas 2 horas. Esta fase añade un toque de sofisticación y resalta ciertos detalles o contornos, haciendo la escultura aún más llamativa. El artista utiliza este recurso para enfatizar elementos específicos y completar la impresión general de la obra. El dorado crea un contraste visual adicional, acentuando la complejidad de la forma y la riqueza del material. Con esta etapa, el proceso de creación de la escultura llega a su fin y la pieza se convierte en una obra artística completa y autónoma.